Más de la relación adentro / afuera: nueve laberintos y algunas historias
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En esta
cuarentena nos pareció oportuno acercar unos laberintos. Porque hay un adentro
y un afuera, conectados por laboriosos e intrincados recorridos. Algo que nos
resulta familiar, como así también las figuras geométricas en las que se apoyan
sus caminos.
Y porque se
repiten desde tiempos remotos en diferentes lugares con diseños similares,
porque son el lugar de monstruos y gigantes, de lo deseado y casi inalcanzable,
de lo casi inaccesible, del desafío a la curiosidad, para llegar a lo que
esconden.
Sin embargo,
desde el diseño encontramos en ellos un interesante antecedente del “diseño de
experiencias de usuario”. En los jardines, la forma de los recorridos, guiaba
al paseante por distintas sendas, en las que estaban previstos determinados
colores de flores, fuentes, estatuas y otros elementos que quien se internaba
en ellos debía atravesar. El diseño contenía elementos visuales, sonoros y
olfativos para el usuario. Algunos
laberintos no presentan desafíos, todos los caminos llevan a la salida, aunque
para eso deban atravesarse diferentes lugares. Otros, considerados por algunos “los
verdaderos”, tienen caminos sin salida y bifurcaciones confusas.
Un detalle
interesante es que quien recorría el laberinto no podía ver la totalidad al
estar dentro de él, pero desde un lugar más alto, en el lugar de control – la
fortaleza o el palacio-, se veía en perspectiva la totalidad y se podía
comprender si quienes lo recorrían seguían un buen camino o no.
A lo largo de la
historia, también tuvo instancias prácticas y funcionales. Hay laberintos
militares, alrededor de fuertes que impedían un acceso directo del enemigo;
otros que eran pistas de carreras, donde el conocimiento de la senda más corta
facilitaba el triunfo y otras que se usaban para correr y entrenar, ya que en
poco espacio y muchas vueltas permitían un largo recorrido.
Se les asigna
distintas simbologías, pero es recurrente la asociación con un viaje, muchas
veces peligroso. En algunas culturas se lo relaciona con el nacimiento, en otras
con la muerte y el renacimiento (ambas instancias también pueden entenderse
como viajes no exentos de cierto riesgo y desazón).
Distintas
religiones privilegian al centro considerándolo la meta, el lugar sagrado, que
requiere atravesar caminos intrincados para llegar, simbolizando las vueltas de
la vida y las dificultades para lograr la salvación. Se los encuentra en
lugares abiertos, en tumbas, en iglesias y catedrales. Están presentes también
en las leyendas, como en los mitos griegos y el laberinto de Dédalo, con las
historias del Minotauro y la leyenda de Icaro.
Desde una mirada
mucho más racional, los matemáticos han desarrollado diferentes técnicas y
recomendaciones para ser eficientes en su resolución. Sin embargo, uno puede
deambular por los recorridos que nos propone, alegrándonos en las posibilidades
de avanzar, y resistiendo la frustración en los caminos equivocados.
Disfrutando la analogía con lo impredecible de nuestra vida.
Referencias
Van Delft, P. y Jack
Botermans (1995) Creative puzzles of the
world, Key Curriculum Press: Berkeley
Revista Designboom, https://www.designboom.com/art/labyrinths-the-art-of-the-maze-book-by-franco-maria-ricci-02-05-2014/
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